Cardenal Aós afirmó que la Iglesia necesita comunidades, sacerdotes y cristianos santos
Así lo enfatizó al presidir en la Catedral Metropolitana de Santiago la Misa Crismal de este Jueves Santo, en la que los sacerdotes renovaron sus promesas y fueron consagrados el óleo y el crisma con que se administrarán los sacramentos durante todo un año en las parroquias y capillas de la arquidiócesis.
La solemne misa fue presidida por el arzobispo Celestino Aós y concelebrada por el Nuncio, monseñor Alberto Ortega, obispos auxiliares, más de 180 presbíteros y religiosos y numerosos diáconos permanentes, además de la participación de seminaristas, feligreses, diversas comunidades y estudiantes.
En la homilía, el cardenal Aós expresó que los sacerdotes son ungidos y enviados, que “el Señor nos envía. Somos un presbiterio, un grupo puesto al servicio del Pueblo Santo con una misión especial … El Sacerdocio es un ministerio, un servicio de la Iglesia y en la Iglesia. Por eso el sacerdote pertenece a un presbiterio o a una congregación religiosa”.
Luego, el pastor dio gracias por el presbiterio de Santiago y por los sacerdotes de todo el mundo y sostuvo que “nuestra vocación y nuestro ministerio son admirables”. También expresó su alegría por los presbíteros “que celebran la misa a diario para el pueblo que se les ha confiado, que preparan la catequesis y alimentan a su comunidad con la Palabra de Jesucristo y no con teorías o ideologías”; por los sacerdotes “que realizan labores de asistencia a los pobres o buscan la justicia social”. Me alegro, dijo, “por la fe y la entrega de los sacerdotes ancianos y enfermos” y por los sacerdotes santos, que entregan su vida por el ministerio que tienen.
Sacerdotes unidos al Pueblo de Dios
Después destacó el sentido de comunión entre los sacerdotes que encierra esta Misa Crismal, comunión, dijo, “que ninguno debe romper y que todos debemos cuidar y acrecentar”. Además, sostuvo que "nuestra Iglesia necesita sacerdotes santos, necesita cristianos santos, necesita comunidades santas”.
El obispo capuchino recordó palabras del Papa Francisco, quien indicó que no se puede ser sacerdote separado de los fieles: “El verdadero pastor no se separa del Pueblo de Dios”.
Añadió el cardenal Celestino Aós que la Iglesia en Santiago quiere avanzar este año en la centralidad en Jesucristo, la corresponsabilidad de los laicos y el rol de la mujer y los jóvenes. También hizo una referencia a los enfermos, que serán ungidos con estos aceites sagrados: “Nuestro cuidado de ellos ha de ser diligente y generoso. De palabras, de presencia y visitas, de oración y ayuda solidaria y concreta”.
Terminada la homilía, los presbíteros presentes renovaron ante el Arzobispo de Santiago y el Pueblo de Dios sus promesas sacerdotales y su disposición a configurarse estrechamente con Jesucristo y ser fieles administradores de la liturgia y enseñar siguiendo a Jesucristo, cabeza y pastor. Enseguida, el cardenal pidió a los fieles a rezar por sus presbíteros.
Tras esta renovación de las promesas sacerdotales, fueron presentadas las ánforas con los aceites sagrados: óleo y crisma, para ser usados durante el año en la administración de los diversos sacramentos, como el Bautismo, la Confirmación, el Orden Sagrado, la Consagración de obispos, la Unción de los Enfermos y la Consagración de templos. Estos aceites fueron luego, hacia el final de la eucaristía, consagrados y bendecidos por el arzobispo, para ser distribuidos en las parroquias desde cada vicaría zonal, a partir del próximo jueves.
Al final de la misa, el cardenal Celestino Aós agradeció a todos los sacerdotes, a los seminaristas, al coro arquidiocesano, a los diáconos permanentes -que el día anterior renovaron sus promesas diaconales- y pidió a los fieles presentes llevar su bendición a sus casas, en especial a los ancianos y enfermos.
Fuente: Iglesia de Santiago