Más de 2 mil intenciones por fallecidos y enfermos fueron puestas en misa de este viernes
Al igual que el viernes anterior, durante los días previos a esta eucaristía, se invitó a las personas a enviar a través del Facebook de Iglesia de Santiago, los nombres de sus familiares enfermos...
Al igual que el viernes anterior, durante los días previos a esta eucaristía, se invitó a las personas a enviar a través del Facebook de Iglesia de Santiago, los nombres de sus familiares enfermos y difuntos, para ponerlos como intención en esta celebración.
El Arzobispo de Santiago, monseñor Celestino Aós, centró su homilía, en la importancia de reconocer el pecado en nuestras vidas y pedir permanente a Dios, por el perdón de cada uno de ellos: “Aquel que calumnia, aquel que difama, está también de alguna manera asesinando a su hermano y muchas veces, creemos que el pecado lo sacamos cuando queramos de nuestras vidas, pero no es así”.
Sobre el evangelio del día ("Entonces un leproso fue a postrarse ante Jesús y le dijo: Señor, si quieres, puedes purificarme"), exhortó que el pecado muchas veces, es la auténtica lepra del alma y que va matando poco a poco al espíritu, por eso, “sorprende que, en la liturgia de los difuntos, una y otra vez pidamos a Dios que tenga misericordia, que perdone los pecados de esos hermanos y hermanas que han muerto y cuya vida se ha cerrado”, dijo.
“Muchas veces confundimos lo que es un pecado, que siempre implica maldad, con lo que puede ser una inmadurez personal, con lo que puede ser una forma que dificulta las relaciones, pero todos de una manera u otra, llevamos pecados, ya sea de orgullo, de envidia, de lujuria, de maledicencia y ante Dios, no puede llegar nadie con esa lepra”, continuó.
Ya al final de su homilía, el pastor explicó que cada vez que pedimos a Dios por el perdón de nuestros pecados y por el de nuestros hermanos y hermanas, “se produce el milagro y la gracia de Dios nos envuelve, nos purifica y nos glorifica. Esto es lo que celebramos nosotros, que, en el momento de la muerte, hay una certeza de que el pecado que hubo en mi vida será derrotado y que la gracia de Dios va a purificarme y a resucitarme”, cerró.